martes, 31 de julio de 2007

¿Qué sentido tiene la abstracción? (parte 2): El dibujo de los preadolescentes

En el post anterior vimos cómo existen diferentes etapas en el arte infantil. Esto no significa que el arte de un niño de 11 años sea mejor que el de uno de 7. Debemos quitarnos estos prejuicios de nuestra mente. Cada etapa responde a necesidades distintas, y a diferentes tipos de mirada.

Cuando un niño pequeño va a dibujar, lo hace de una manera simbólica. Si quiere dibujar el sol, no se pregunta cómo es el sol en la realidad, sino que busca el grafismo, glifo, o signo que mejor represente al sol. Lo mismo ocurre con las nubes, los animales, las personas. Al niño pequeño no le interesa (ni siquiera está conciente) que sus dibujos sean copias realistas de los objetos. Lo que le interesa es que sus dibujos representen adecuadamente los objetos en los que piensa. Que pueda luego decir "Esto es X; esto es Y" Así pues podríamos decir que el arte infantil no muestra tanto cómo son las cosas, sino cómo los niños piensan sobre las cosas. Pero esta fase eventualmente da lugar a una etapa dónde el niño comienza a prestar atención a cómo son las cosas en realidad, y es entonces cuando el arte simbólico comienza a tornarse realista.
El arte de los preadolescentes se distingue por el interés de mostrar las cosas tal cómo son. Pero para llegar a lograrlo, el niño primero tiene que educar su mirada. Durante años a estado dibujando las cosas de memoria, como creían que eran. Ahora es momento de realmente prestar atención, y observar la realidad. Pronto el niño descubre que no existen símbolos que puedan representar a todas las narices, por ejemplo. Cada nariz es distinta. Asi que si queremos dibujar a alguien, no podemos inventarnos una nariz genérica, como hacen los niños pequeños. Ahora hace falta la observación detallada.

Asi pues, el arte comienza a evolucionar. Surgen detalles que antes no se dibujaban. Las partes de la cara son más precisas, más proporcionadas. El ojo va educándose, y el sistema simbólico comienza a ser sustituído por el naturalista. Uno de los principales problemas que enfrentan los preadolescentes al dibujar, es que sólo prestan atención a aquello que piensan es más importante. Por ejemplo, en la cara, las zonas "más importantes" serían los ojos, nariz, boca, orejas. Así obtenemos dibujos una serie de dibujos que expresan precisión en esas zonas, pero que no alcanzan el nivel naturalista deseado. Es en este momento donde el niño debe abandonar los prejuicios de su etapa simbólica (hemisferio izquierdo), y darse cuenta que cuando, por ejemplo, se dibuja una cara TODOS los elementos de la misma son importantes. Las mejillas, la zona arriba de los labios, la barbilla, los párpados, las cavidades, protuberancias, sombrar, zonas de luz; todas tienen exactamente la misma importancia que la trinidad ojo-nariz-boca.

Usualmente en esta etapa los niños pierden el interés por el dibujo, y comienzan a dedicarle más tiempo a otras actividades. Algunos sienten que es muy dificil el dibujar realista; y no es que sea dificil manualmente, sino que el cerebro precisa de un reajuste que necesita tiempo en desarrollarse. Pero los niños quieren resultados rápidos, realistas. Y como aun su cerebro no está capacitado, entonces piensan que es por que "no tienen talento". Pero no es cierto. El dibujo naturalista es una actividad como cualquier otra, que necesita un tiempo de entrenamiento. Y bien es cierto que hay niños con más talento que otros. Pero eso no significa que la mayoría no pueda dibujar en un nivel más o menos aceptable.

El paso definitivo hacia el dibujo realista es el momento en que el ojo se da cuenta que las formas no son líneas, sino el resultado de la interacción de luces y sombras. Todo lo que observamos presenta el fenómeno de los contrastes. Podemos saber con quien hablamos, porque la relación luz-sombra de su cara es única. Así sucede con el resto de los objetos. Cuando el dibujante logra darse cuenta de este fenónemos (suele ocurrir a lo largo de la práctica), sus dibujos repentinamente comienzan a ser más naturales. ¿Por qué? Porque ahora no hay una zona que domine sobre ninguna, todas las zonas tienen la misma importancia. El resultado es un dibujo más realista. Pero a veces pretende ser tan realista que el resultado no es natural. El mejor ejemplo es cuando dibujan el pelo. Los niños pequeños dibujan 5 o 6 líneas para decirnos que esa persona tiene pelo en su cabeza. El preadolescente ve que en una cabeza hay cientos de pelos. Entonces piensa que la mejor manera de dibujar el pelo, lógicamente, es dibujando cada uno de ellos. El resultado suele ser bastante feo. Y es aquí donde llegamos al asunto de la importancia de la abstracción.

martes, 24 de julio de 2007

¿Qué sentido tiene la abstracción? (Parte 1): El desarrollo perceptivo infantil

Los seres humanos desde que somos bebés comenzamos un proceso de aprendizaje por el cual vamos relacionando imágenes y conceptos con sonidos. Por ejemplo, aprendemos a reconocer las caras de nuestros padres, y a relacionarlas al sonido "mamá" o "papá". Así mismo vamos descubriendo el mundo entero. El hemisferio izquierdo del cerebro es la parte que se encarga de esta función, de todas las funciones relativas al lenguaje.

El hemisferio izquierdo de los niños tiene la misión de conectar todas las imágenes que los ojos perciben con las palabras que les corresponden. La prioridad del cerebro, en esa edad, es llenar el "hard disk" de la memoria con la mayor cantidad de información y lenguaje. Por eso los niños están todo el tiempo preguntando "¿Esto qué es?, ¿y esto otro qué es?"

Cuando ponemos a un niño pequeño a pintar o dibujar, vemos que la manera en que representa al mundo es muy esquemática. El niño traduce un árbol, por ejemplo, a dos lineas paralelas con un círculo encima. Parecería como si el niño no se diera cuenta de la gran cantidad de detalles que hay en los árboles. Pero el niño sí puede ver esos detalles. Lo que ocurre es que, para su cerebro, aun no son importantes. El hemisferio izquierdo aun domina su percepción. Lo que interesa son los conceptos, los símbolos, los signos, las palabras. El dibujo para un niño es como un tipo de escritura.

El arte infantil atraviesa siempre varias etapas. Los cambios están vinculados al desarrollo intelectual y lingüístico. A medida que el niño domina el lenguaje, ya formado un buen repertorio de imágenes-concepto-sonido, el cerebro queda libre de dedicarse a nuevas tareas. Es entonces cuando surge el primer gran cambio en el arte infantil: el interés por copiar el mundo de manera naturalista. Esto suele ocurrir alrededor de los 8 a 10 años. Derepente los niños, que antes se conformaban con sintetizar el mundo con unas cuantas líneas, se ven interesados por copiar los detalles, las hojas de los árboles, y que los objetos que pintan parezcan "reales".

Durante esta etapa suele ocurrir un gran conflicto. El niño desea copiar la realidad tal cual es, sin embargo el hemisferio cerebral con el que está acostumbrado a representarla es el izquierdo. El hemisferio izquierdo se encarga de darle un nombre a cada objeto percibido. Por ejemplo, si el niño ve una cara y quiere copiarla, entonces su hemisferio izquierdo le dice "pinta dos ojos, abajo una nariz, mas abajo una boca...y ya tienes la cara!" Pero cuando el niño ve el dibujo, nota que ese dibujo no parece nada real! Más que una cara natural, parecería como una cara rompecabezas, fragmentada como collage, donde cada una de las partes separadas hace sentido; pero como conjunto carecen de unidad y armonía. Estos resultados no naturales suelen frustrar a muchos niños, y la mayoría abandona el dibujo, pues sienten que su trabajo no cumple sus espectativas "realistas".

El origen de este problema se debe a que para lograr copiar la realidad "tal cual" hace falta un tipo de mirada general, que deje de pensar en los detalles como elementos autónomos. La mirada debe ser global, holística, y no fragmentada. Esa función le toca al hemisferio derecho del cerebro.

JLG

(Continúa)

miércoles, 18 de julio de 2007